Sobredosis de honestidad en un culo incierto

 Creo que así se debería llamar este blogger, pero la nostalgia de los 18 años no me lo permite. Es ridículo, lo sé, pero fue mi primera aparición en el internet. La palabra culo tiene muchas connotaciones, pero se podría decir que gran parte de mi vida he tenido "el culo en la mano" y como no quiero convertir este blogger en una serie de publicaciones fucking sad ni tampoco ponerme una bandera de liberación feminista que todavía me sigue costando. Lo dejaré en dos palabras: bullying y en un contexto: infancia. Esto no es un testimonio del dolor ni su medición. Es sobre mi experiencia y mi lectura, comencé a escuchar "El extraño caso de Lenny Goleman" y bueno me dio sentimientos encontrados. Sobra decir que tengo ansiedad y a veces depresión, pero no puedo echarle la culpa a la niña de la primaria que me golpeaba y asustaba.  Esto no sirva de pretexto a la gente que me tira hate para decir que estoy loca porque bueno cabrían muy bien en esta publicación. Tendría que precisar todos los momentos de angustia y me llevaría mucho tiempo. 

Decir tengo tal trastorno o enfermedad mental debería ser tan normal como decir: tengo diarrea, tengo calor, tengo diplomas. tengo libros publicados (pero bueno supongo que esto se ve bien en el curriculum). 

Recuerdo la sensación de las piedritas incrustradas en las rodillas después de ser aventada, la sangre caliente sobre mis muslos, las manos raspadas, las cachetadas, las jaladas de pelo, etc. Si esto se lo cuentan a alguien que estudió conmigo dudo mucho que lo recuerde, porque el sufrimiento es de quién lo padece, se queda anclado como un recuerdo y también como un silencio. Tengo presentes mis instintos salvajes de defensa, el susto de desear la muerte de otra, mi muerte. 

Cuando descubrí el libro de Liliana Blum lo hice de manera cautelosa, ya había leído Pandora y El monstruo pentápodo, me gustaron, pero pensé que nada más podría cautivarme. En mi caso, creo que la propia experiencia hizo que el libro adquiriera otras luces. "El extraño caso de Lenny Goleman" nos habla del suicidio, el duelo y el bullying, temas complicados y difíciles, pero no diría que un insensible tendría que leerlo. Al contrario, este tipo de lecturas pueden ayudar a comprender y volvernos cada vez más empáticos, pero los efectos secundarios son distintos para todos. La voz narrativa de la autora no se esmera en dar descripciones adornadas y meterle paja mamalona, simplemente va al grano. Los personajes femeninos son fuertes y valientes, no caen en estereotipos y nos muestra la solidaridad que existe entre mujeres de distintas edades. Por todo aquello lo recomiendo. 

En mi opinión, la escuela debería ser un lugar agradable, pasas horas con las nalgas pegadas al pupitre y tratando de comprender para qué sirven todas las lecciones y lo que prometen. Muchas veces vacíos. En fin, para mí la escuela era un campo minado, ir era una tortura, la seguridad de que recibiría un golpe y la duda era dónde o cómo. Esas chingaderas son el tipo de cosas que te marcan, una cicatriz que duele igual que otra. 

Hablan sobre la llamada Generación de Cristal, pero quienes inventaron el término lo hicieron rotos porque solo así se llega a normalizar algo que es violento. Sin embargo, todo el tiempo "matamos" al otro con los prejuicios, los estereotipos, las marcas, la necesidad inmediata de clasificarlo todo como si en eso existiera un control real de quiénes somos y como si una palabra pudiera callar todo el mundo que habita a cada ser. La ansiedad es una alerta constante, una especie de amenaza latente y posible, un no dejar de pensar. Las preguntas aquí son ¿Qué tanto estamos dispuestos a ceder para comprender lo que es el otro y por qué? ¿Cuánto tiempo nos analizamos y somos conscientes de nuestras carencias? y ¿Qué tanto miras a tu alrededor y no al espejo? 

No es una crítica o un juicio, es mi propio monólogo interno y ahora lo comparto contigo. 





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