Todo ocurre en un lugar llamado Centro
En el Centro, a dos calles de mi desaparición, se hizo un callejón sin salida: dos cigarros sirvieron para recrear un corazón de vidrio que cayó en el pelo descompuesto de una mujer. Él le dijo: ¿Entonces no era yo todas las combinaciones de tus seres acariciados bajo la atmósfera de la muerte? Ella le contestó: No, mi ilusión se escucha a tres años de aquí el único lugar donde podre ser libre, pero sígueme hablando del amor en la parte que dices no eres tú, en la parte que me acaricias con tus uñas coartadas en sangre y pronuncias en la oscuridad con una de tus caras que no crees en el amor porque dicen es algo bello y tú rechazas toda belleza que no esté podrida. Dime otra vez que sólo tus huesos de calavera podrán amar una vez, ya viejo, que tendrás todas las respuestas antes de morir. Con los ojos desgarrados me encontrarás aunque no sea exactamente yo. En el Centro, a dos calles de mi desaparición, se murió una anciana que contaba cuentos de terror dos manos fugitivas recorr