La flores
Cuando la flor sintió la primera caricia de una niña, se dio cuenta que la vida era un eco, conforme se aleja de su naturaleza pierde su voz. Eso le pasó al señor Jacinto a quien le gustaba cantar y ahora trabaja haciendo burritos o a Marisol que llega muy tarde a su casa con el alma cortada porque ni todos los clientes de una noche pudieron sacarle una sonrisa. Pero, la flor sabe que ni todo el sol o el agua pueden darle lo que le brinda una noche fresca acompañada de los grillos y las estrellas. Cuando la pequeña viene, está segura que solo quiere contemplarla y admirarla como el resto de las personas, pero un día a la niña se le ocurrió que la quería más cerquita de su corazón. Corrió por unas tijeras y un vaso para arrancarla de la fortaleza que la sostenía. La flor trataba de esconderse, detrás de las hojas, acurrucada en el tallo de otras plantas y mirando cabizbaja la tierra. Cuando una espina cortó el dedo de la niña, viajó a un recuerdo del futuro. Ella también tendría una herida que no se miraba a simple vista, pero que viviría en su interior, aquel día que él se fue. Al mirar de nuevo a la flor se dio cuenta que tenia raíces y que un liquido escurría sobre su única pierna, igual que su sangre manchando el vestido. Descubrió que las plantas también lloran cuando las cortan. La conservó en su jardín como lo único bello que pudo rescatar de su infancia.