No eres ni serás el amor de mi vida, ni la mariposa que persiga con agitación ni la fotografía guardada, ni las conversaciones superficiales que pueda tener. Definitivamente no eres ni serás la inspiración de todo lo que soy, de todo lo que pienso o de todo lo que callo. Ni siquiera eres algo inconcluso o concluso. Y si me pongo hablar de lo que eres, si me pongo a cantar lo que sí eres, problamente no te guste y me tomes por pesada y por idiota, y si te regalo mis labios, quizás no regrese por ellos, y si me como tus ojos pueda que llores y yo llore contigo. Por eso te lo digo así y en claro no te quiero. Ya escucho tus dientes afilados, recortando mi oreja, mal oído, mal oído. Todo me gusta pero nada entiendo y, es por eso que me gusta que me gustes aunque no sepa en dónde ponerte, sí en un portarretrato, en una ventana o en una cerveza, en el armario. Eres, serás un conjunto del todo y del nada, ni la palabra pronunciada y repetitiva, ni