Escribo que escribo

Escribo que escribo que no tengo el remedio de escribir por escribir,
en las casas los bambús decoran el ambiente,
como la palabra a los hombres,  
como las letras al amor,
como los siglos que se encuentran sin las luces y los niños juegan a ser de hijos de la calle.
Escribo que escribo que no tengo que escribir silabas solitarias todo el tiempo
En los autobuses se escriben con el único idioma que se permiten: la rutina.
Se envisten  con el vocabulario hacia la muerte.
los ruidos de las banquetas silencian la quemadura del sol, al chofer que vestido de niña, un señor haciendo su tumba.
Dos chicas se deshacen los ojos en lagrimas escriben que escriben sin escribir.

No hay reflejo en la ventana. 

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