El errante

Labios desencarnados de brisa marina,
han hecho estragos en las costuras de sus zapatos,
se sienta de lado porque los sueños lo han enterrado,
con los ojos viscoso y la mugrosidad del alma.
Sus recursos monótonos de entierro supremo lo han mandado al olvido.

El insoluble sabor de su paladar se resbala por la pupila del errante,
la llama se enciende, en el iris izquierdo en donde el amor ha transitado por la oscuridad de la pulcritud.
Las huellas del recorrido por el ala de un cuervo han desatado su testarudez,
parece que esta solo y en el fin del mundo proclama a su semejante.

El infierno ha comenzado a rugir desde el principio de su ser,
se esconde para reaparecer entre sus manos, lo ha cogido por sorpresa.
Era simple y complejo enamoramiento,
entidad que acorrala sus sentidos.
La espera se hacia tardía y con un ultimo resplandor el acercamiento se daba.
Al fin cupido había perdido la batalla.

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