Viajero
Si Dios lo hace llorar,
solo espero que sea junto a una noche,
conquistando muñecas de porcelana con los labios tibios,
vivos,
esos son los que más anhelamos y los que más rápido mueren.
no tenga miedo,
el epitafio solo vive entre sus manos,
construyendo tumbas,
cavando hondo en el pasado.
No se esconda detrás de una hoguera,
ni a la sombra de una mujer con alas de colibrí,
ella también es una cicatriz interna.
Sí me lo permite puedo realizar miles de escondites debajo de sus zapatos,
que sean la repentina sacudida de electrones,
de un cuerpo aterrizando,
o el escape a la eterna vuelta circular por el mundo.
Mejor callémonos en el final de la respiración,
no hablemos,
no vaya ser que espantemos la música más sublime,
oculta en nuestra boca,
no hay nada más que decir en un día desfigurado por el futuro,
deja vu que se presenta a través de las manecillas,
de una araña caminando por su cabeza.
No es amor,
no es el mundo,
no es consuelo,
son los ojos ciegos los que construyen un retiro.
Solo enséñeme a rozar el alma y terminaré con
todo