Sobre Brevedades infinitas
Es un placer presentar el libro Brevedades Infinitas de Marcia Ramos. Dos razones tengo para ello, es una escritora muy joven y talentosa ya incluida en varias antologías, la segunda razón es que es somos grandes amigas – si la amistad implica la confianza, las confidencias y el afecto desinteresado- como se de su proceso creativo y de sus afanes. Dicho lo anterior hare la presentación de su libro.
Brevedades Infinitas
Marcia Ramos
Ruth Vargas Leyva
Se pueden encontrar diversas ficciones breves a lo largo de la literatura de todas las épocas y en variadas tradiciones culturales, pero el microrrelato como tal adquiere su madurez en el siglo XX, así como jerarquía e independencia como género, con obras de autores tan representativos como Julio Torri, Lugones, Fernández, Anderson Imbert, Arreola, Borges, Monterroso, Cortázar, Denevi, y posteriormente Peri Rossi, Barros, Valenzuela, Galeano y Guedea. La nueva generación incluye a Alberto Chimal, Edgar Omar Avilés, Cristina Rascón, y Diana Raquel Hernández, entre otros.
De acuerdo a varios autores, El término “microrrelato” fue utilizado por primera vez en 1977 por el escritor mexicano José Emilio Pacheco en sus Inventarios. En España y Argentina se emplea la misma denominación, si bien en México prevalece el término mini ficción. Es un género nuevo en la literatura que se encuentra todavía en fase de construcción. Se cita tanto su dependencia con el cuento literario, con el que comparte algunas características, como del surgimiento de un nuevo género en la literatura, que, de acuerdo a Lauro Zavala, incluye al menos 50 tipos de minificción.
Zavala señala que los microrrelatos se caracterizan por la brevedad, la precisión del lenguaje, la anécdota comprimida, el carácter proteico, la intertextualidad, la sugerencia, la necesidad de un lector cómplice, el final no conclusivo, la experimentación con el lenguaje, la ambigüedad y el humor. Si bien la brevedad es su principal característica, Lagmanovich (2006: 41) opina que “el truco del escritor de microrrelatos consiste en agregar todas las palabras necesarias y ninguna de las innecesarias. El criterio no debe ser el de poner menos palabras, sino el de no poner palabras de más”.
“El microrrelato no es un poema en prosa, ni una fábula ni un cuento, aunque comparta algunas características con este tipo de textos, sino un texto narrativo brevísimo que cuenta una historia, en la que debe imperar la concisión, la sugerencia y la precisión extrema del lenguaje, a menudo al servicio de una trama paradójica y sorprendente.” (Valls, 2008:20). Su característica esencial es la brevedad, que condiciona el tema y todas las demás características. El microrrelato más celebrado de este género es el de Augusto Monterroso: “Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba ahí”. Otras características son el lenguaje preciso y la intensidad narrativa, esto es la mínima expresión posible con la máxima intensidad.
Ávila señala como elementos recurrentes lo onírico, lo absurdo, la fantasía, la confusión entre realidad y ficción, el terror tratado con indiferencia; la preponderancia de la imagen; la subversión poética del lenguaje; el humor y los juegos metaficcionales y lingüísticos.
El microrrelato se popularizó en Estados Unidos a partir de 1970. En 1998 se realiza el primer congreso mundial y en 2003, Lauro Zavala publica la antología de la Minificción mexicana. En los últimos años el Microrrelato ha logrado obtener un lugar en las letras Hispanoamericanas como un género con características propias. Según Lagmanovich, los microrrelatos son: “brevísimas construcciones narrativas, muchas veces de un solo párrafo; cuentos concentrados al máximo, bellos como teoremas”.
Se ha dicho que el concepto de posmodernidad, de acuerdo a varios autores, explica la eclosión de los microrrelatos. Los textos breves son naturales para una generación familiarizada con la lógica de los videoclips, de los videojuegos, del cine digital y de la literatura hipertextual. Calvino reivindica la levedad, la naturaleza de una mota de polvo; frente lo lento, la rapidez es más nítida y poderosa; la exactitud como el orden precio y la extensión idónea para el lenguaje y las ideas. En la propuesta de la visibilidad, Calvino nos dice, “la imagen es todo lo que existe”. La literatura de este milenio estará más cercana a la brevedad y la rapidez, será leída por los nativos digitales, lectores acostumbrados a estas características.
La Bella durmiente, Caperucita, Blancanieves, Bella, La sirenita, Dorothy de El Mago de Oz, son algunos de los personajes incluidos en los microrrelatos Castillos de Sangre. Son crueles y sangrientos, asumen un protagonismo no libre de inocencia.
Blanca Nieves carga en sus ligueros una pistola calibre 38. Se encuentra lista para desaparecer a esa pequeña mafia llamada Los Siete Enanos. Le habían quitado fama en su cuento.
Cuando Peter pan le arrancó las alas a Campanilla descubrió que brillaba con luz propia. En su defensa declaró que estaba en El País de Nunca Jamás.
Hay también una marcada sensualidad en esos personajes que ahora se han convertido en siniestros. Nadie se salva de la agudeza narrativa, ni Caperucita ni Mickey Mouse ni Dumbo, quien le pide perdón a su madre porque sus orejas son demasiado grandes para no escuchar las voces que le ordenan matarla. Los microrrelatos de esta primera sección de Brevedades Infinitas nos llevan al origen violento y sangriento de los cuentos infantiles que data de más de 4000 años, más centrados en el mito con un sentido trágico de la vida donde los héroes son siempre sacrificados, que centrado en los finales moralizadores de los cuentos de hada.
En una versión francesa de Caperucita roja, el lobo fingiendo ser la abuela, ofrece la carne y sangre de la víctima para aplacar el hambre de la nieta – que la come y bebe con placer y se desnuda para el lobo. En la versión de Charles Perrault el lobo devora a la pequeña, y en la versión de los hermanos Grimm la abuela despanzurra al lobo con unas tijeras de Esquileo.
En la versión de la Bella Durmiente de Giambattista en el siglo XVII. el rey, ya casado, viola a la bella durmiente y la embaraza de gemelos. Para los hermanos Grimm, es la madre y no la madrastra quien conspira con el espejo, ordena asesinar a Blancanieves y devora sus supuestos riñones y su pulmón. Y la rivalidad de Cenicienta hacia su madrastra es interpretada en versiones psicoanalistas derivado del objeto de deseo que es el propio padre.
En Castillos sangrientos, la autora recurre a la intertextualidad, sus textos están montados sobre la narrativa de los cuentos infantiles, pero los personajes no son para nada edificantes, son crueles y sanguinarios, y ella los describe en un lenguaje preciso, que implica el uso de las palabras necesarias y exactas, así como a la intensidad y rapidez narrativa.
En La segunda sección que da título al libro Brevedades Infinitas, el espacio está construido de tal manera que se muestran realidades virtuales, es decir, realidades que sólo existen en el espacio de la página a través de mecanismos de invocación.
El humor, sutil o no, siempre está ahí, al igual que una ambigüedad que requiere la participación activa del lector para completar su significado, en un final no conclusivo donde la interpretación del cuento es responsabilidad exclusiva de cada lector(a), como en el caso del turbador microrrelato Los peces.
Los peces
Julia y esteban se besan con pasión, acarician las manos, se sujetan del cabello, el aprieta las nalgas desnudas de ella contra su cadera, ella muerde el cuello, rasguña la espalda, abre las piernas. Cuando despiertan del sueño: madre e hijo contemplan sus coletas de escamas dentro de la piscina. …
En esta sección del libro, es evidente que todo texto constituye una realidad autónoma, distinta de la cotidiana y sin embargo tal vez más real que aquélla.
La lectura inteligente de los textos de Marcia Ramos– el microrrelato exige un lector culto e inteligente- no se trata de un sentido oculto que dependa de la interpretación: el enigma es una historia secreta que se construye con lo no dicho, con el sobreentendido y la alusión. De acuerdo a María Antonieta Mendívil, quien prologa el libro, estas minificciones reflejan la violencia fronteriza, la muerte que conlleva el desamor (real o simbólica), las desapariciones, el incesto, la pedofilia, el exterminio; la interrupción de la infancia, la metamorfosis existencial o física.
La tercera sección, Yokisha, aborda un personaje robot, aparentemente de las primeras generaciones, expuesto a la desaparición que se alimenta de un libro de poesía. El libro termina con Novísimos donde está presente el carácter proteico de los textos al compartir otras formas literarias del poema en prosa, entre ellas. Algunos finales son por sí solos un microrrelato, como en el caso de El viaje más largo, que concluye:
Ahora parada frente a la tumba descubre que solo hay vacío y oscuridad. Comprueba que la eternidad son los cuarenta año que pasaron juntos, uno sin el otro.
En este libro Marcia Ramos juega irreverentemente con las tradiciones establecidas. Estamos ante la primera antología de microrrelato de una autora bajacaliforniana que ha sido incluida en otras antologías latinoamericana. Cada relato tiene tantos niveles de interpretación y goce estético como sea la competencia del lector. La distinción entre literatura moderna y posmoderna es estrictamente estética, no es solo formal, sino que está ligada a los procesos de lectura ya que cuando se inicia el texto ya ocurrió lo más importante y el final tan sólo anuncia lo que está por ocurrir al lector al releer el texto entre líneas.
Marcia Ramos maneja diestramente la ironía, la intertextualidad de lo fantástico y de lo clásico, la ambigüedad, el lenguaje preciso y la intensidad narrativa. Queremos leer más, pero no nos hagamos ilusiones, el libro es pequeño y los textos lo son más, pero cada lectura nos lleva a descubrir nuevos enigmas, nuevas claves, nuevas interpretaciones y conclusiones propias en ocasiones antagónicas. Nos lleva a ser cómplices de la autora. Felicidades.