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La timidez  siempre quiere  huir cuando  enfrento al micrófono, pero sigue allí atormentándome en silencio. Con el torpe deseo de hacer un viaje astral y que el cuerpo se quede quieto, obediente, sin ese temblor de piernas tan desesperante. La mayoría del tiempo mi otro yo, se ha ido por la puerta y ha atravesado la puerta o la no puerta sin que nadie lo perciba. Es lo bueno de desaparecer, lo malo es que te haz acostumbrado a correr y ya no puedes caminar, por más que lo quieras, ni siquiera puedes alcanzar a trotar. Es así como no se está en ningún lugar o por lo menos no se está totalmente, haz perdido mucho tiempo y hay pequeños huecos en la vida que no puedes recuperar, que estuvieron ahí y no los recuerdas y eso es triste ¿Es triste? quien sabe, ya ha salido por la ventana otra vez.

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