Continuará...

Mientras soñaba con un árbol, su espíritu se metió por la puerta de uno de los cuartos del Motel que solía frecuentar de niño. Sólo hasta que se paró frente a la cama, miró recostado a un cadáver en estado de putrefacción. En su estómago había una serie de olas que transitaban y golpeaban sin llegar a un punto, puesto que unos pantalones yacían en el piso junto con el olor de su madre.

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