Las muchachas que pecaban demasiado

Despido el año con esta historia que quizás alguien contó a alguien. Y la dedico enteramente a todos los desconocidos que por alguna razón me dieron minutos de su tiempo para contarme su historia, sus pensamientos y sentimientos aunque no me conocian ni sabian absolutamente nada de mí. Gente que nunca supo que me gustaba hacer o que hacia, simplemente se acercaban y de repente comenzaban hablar. Podía agradecer a muchas personas, los eventos donde me invitaron o publicaron, ennumerar las cosas buenas y renunciar a las malas, pero naaa. Gracias a todos.


Siempre besa a su padre de forma inapropiada saliendo con una dosis de coca en la mano izquierda, la nena de papá es invitada por este a su pequeño departamento que ha sido pagado por la madre. El padre convence a su hija  de hincarse, bajar su mano hacia el pene y colocárselo dentro de la boca, le asegura que papá la ama.  “Ves, la droga es buena, no es tan mala después de ser una muñeca sanguínea”. También traba relaciones intimas con una bola de viejos catedráticos para una beca porque por las noches se desvestía más rápido de lo que podía levantarse. Así es la vida de Catrina Rey.

La joven para la que has pasado por desconocido al otro lado del puente es Germina, se ha levando la falda sin traer puesta ropa intima para que los muchachos de la calle 35 le den dinero. Germina no quiere trabajar sino “follar” hasta la tarde. Provocativamente le pide a una mujer un cigarro porque su ansiedad no la ha dejado dormir toda la noche y esta ansiedad se resume en no haber encontrado más dinero en los sacos del desamparado al que golpeó hasta dejarlo sin tres dientes.

Mientras,  para Catrina ha sido fácil disfrutar del sexo con su padre después de hacer de esto una costumbre, un infortunio que todos cubren con los reconocimientos, las felicitaciones, los comentarios positivos, su belleza.  ¿A quién le importa, quién no ha cogido con un desconocido? Encuentra esta respuesta en el silencio, encuéntrala. Catrina ha tenido sexo con todo el salón de clases para ellos, los tontos todo es un secreto que solo vive en la mente de ella y su hermana. Catrina ha probado el lesbianismo con Germina y no lo ha encontrado tan placentero como colocarse una pistola entre las piernas. A Germina le gusta mirar películas de alta violencia e ir a la iglesia porque debes en cuando coloca una cámara fotográfica para retratar las partes intimas de las monjas. A Catrina y Germina, hermanas les gusta dormir juntas, saludar a los vecinos, sentarse en la calle, pero lo que más disfrutan es saber que el día tarde o temprano termina.

El hombre que ha pasado por desconocido ante Germina ha descubierto como se encienden sus pupilas siempre ardiendo por el deseo. Esta vez lo dejara todo, al otro lado del mundo enterrado para siempre donde solo sus recuerdos puedan alcanzarlo. 

Tú eres Jaime, el hombre que está colocando dos balas en la pistola que guardabas en tu cofre, te  pusiste a pensar enfrente del espejo y con un grito haz descubierto la creación del monstruo que hiciste. De nada sirvió el empeño de tu padre por enseñarte a ahorrar, las camisas que te planchaba tu madre, la mujer hermosa con la que te casaste, quitarle el empleo a un pelele. Y dices adiós nenas adiós papá mató a las muchachas que pecaban demasiado. 
 

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